martes, 5 de junio de 2012

Transformación (relato)

Mi voz era la de un villano. De manera que guardé silencio, y giré mi rostro hacia el cielo para evitar la visión con mi sombra; y me dediqué a contar las horas, y a rumiar sobre la dirección que tomaría a partir de ahora. [...] Durante las noches oscuras dormí, y soñé con ver mis deseos cumplidos. Dos soles se habían puesto, el tercero se despertaba. Me sentía nervioso, atemorizado. ¡Oh, esperanza; cuán temible resultas cuando es el miedo en lugar de las ilusiones el que te prende con su fuego! ¡Cómo te enroscas alrededor de los corazones , torturando cada uno de sus latidos! Cómo clavas aguijones desconocidos por todo nuestro débil mecanismo, que a ratos parece que nos haces temblar como cristales reducidos a nada, y a ratos nos otorgas algo parecido a la fortaleza, que tampoco sirve de nada; y así nos atormentas con sensaciones opuestas, como las que debe sentir un hombre fuerte que no es capaz de romper sus grilletes aunque se doblen en sus manos. 


Mary Shelley 

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