viernes, 26 de abril de 2024

Tokio Blues (fragmento IV)

"Ya te decía en la carta que soy un ser mucho más imperfecto de lo que puedas imaginarte. Estoy mucho más enferma de lo que crees, las raíces son mucho más profundas. Por eso quiero que, si puedes, sigas con tu vida. No me esperes. Si te apetece acostarte con otras chicas, hazlo. No te reprimas por mi causa. Haz todo lo que quieras. Si no, podría acabar convirtiéndote en mi compañero de viaje, y eso es algo que no quiero que suceda jamás. Me niego a interferir en tu vida, ni en la vida de nadie. Tal como te he dicho antes, ven a visitarme de vez en cuando y acuérdate siempre de mí. Eso es lo único que deseo."

(Haruki Murakami)

martes, 23 de abril de 2024

Tokio Blues (fragmento III)

-Si llegas a entenderme, ¿Qué sucederá entonces? 
-Eso no lo tienes muy claro, ¿verdad? No se trata de lo que pueda suceder. En este mundo hay a quien le gusta saber los horarios de los medios de transporte y se pasa el día comprobándolos. También hay quien hace barcos de un metro de largo encolando palillos. Por lo tanto, no es tan raro que haya por lo menos una persona que quiera entenderte, ¿no te parece?
-¿Como una especie de pasatiempo?- dijo Naoko divertida.
-Si quieres, puedes llamarlo así. En general, las personas lo llaman simpatía o amor, pero si tú quieres llamarlo pasatiempo puedes hacerlo.
-¿A ti también te gustaba Kizuki?
-Por supuesto- respondí.
-¿Y Reiko?
-Me encanta. Es una buena persona.
-¿Por qué te gusta siempre este tipo de gente?- preguntó Naoko-. Todos somos personas que nos hemos doblado en algún punto, que nos hemos torcido, que no hemos podido mantenernos a flote y nos hemos hundido deprisa. Yo, Kizuki, Reiko. A todos nos ha ocurrido lo mismo. ¿Por qué no te gusta la gente corriente?
-A mí no me da esta impresión.- respondí tras reflexionar unos instantes-. No me parece que ni tú, ni Kizuki, ni Reiko estéis "torcidos". La gente que a mí me parece "torcida" pasea por la calle tan campante. 
-Pero nosotros estamos torcidos. Yo misma me doy cuenta- replicó Naoko.
Anduvimos un rato en silencio. El camino se separaba de la empalizada de los pastos y desembocaba en un prado con forma circular rodeado de árboles, parecido a un pequeño lago. 
-A veces me despierto aterrada en medio de la noche.- Naoko pegó su cuerpo al mío-. Pienso que no me recuperaré, que pasarán los años y me pudriré aquí. Y, al imaginarlo, siento cómo se me hiela la sangre. Es una sensación amarga, fría."

(Haruki Murakami)