martes, 30 de diciembre de 2008

II

"Pero los corazones de los niños son unos órganos delicados. Una entrada dura en la vida puede dejarles deformados de mil extrañas maneras. El corazón herido de un niño se encoge a veces de tal forma que se queda ya para siempre duro y áspero como el hueso de un melocotón. O, al contrario, es un corazón que se ulcera y se hincha hasta volverse una carga penosa dentro del cuerpo, y cualquier roce lo oprime y lo hiere."

(Carson McCullers "La balada del café triste")

I

La persona más mediocre puede ser objeto de un amor arrebatado, extravagante y bello como los lirios venenosos de las ciénagas. Un hombre bueno puede despertar una pasión violenta y baja, y en algún corazón pueden nacer un cariño tierno y sencillo hacia un loco furioso. Es sólo el amante quien determina la valía y cualidad de todo amor.
Por esta razón, la mayoría preferimos amar a ser amados. Casi todas las personas quieren ser amantes. Y la verdad es que, en el fondo, el convertirse en amados resulta algo intolerable para muchos. El amado teme y odia al amante, y con razón; pues el amante está siempre queriendo desnudar a su amado. El amante fuerza la relación con el amado, aunque esa experiencia no le cause más que dolor.

(Carson McCullers "La balada del café triste")