viernes, 8 de enero de 2016

Amor bajo el espino blanco - Ai Mi

Una hermosa historia de amor en plena revolución cultural china. Un buen retrato de la China de hace 40 años. Basado en hechos reales, impresionante.

"No puedo esperarte un año y un mes. No puedo esperarte hasta que cumplas 25 años. Pero te he esperado toda la vida".

domingo, 3 de enero de 2016

El libro de Merlín (fragmento III)

"Contempla ahora los gansos: una de las especies más antiguas, más cultas y mejor dotadas de lenguaje. Los gansos son admirables músicos y poetas, han dominado el aire durante millones de años sin haber lanzado nunca una sola bomba, son monógamos, disciplinados, inteligentes, gregarios, morales, responsables y creen firmemente que ninguna secta o familia de su tribu puede pretender que son suyos los recursos naturales del mundo. Si hay un buen filón de Zostera marina o un buen campo de rastrojos, hoy encontrarás allí doscientos gansos y mañana diez mil. En una bandada de gansos que abandona el territorio donde se ha alimentado para ir a su lugar de descanso es fácil encontrar albrifontes mezclados con piquicortos y barnaclas. El mundo está a disposición de todos. Y no por ello son comunistas. Cada uno de los gansos de un grupo está dispuesto a atacar a su vecino por la posesión de una patata podrida, y sus esposas y nidos son estrictamente privados. No tienen, como las hormigas, un hogar o un estómago comunitarios. Y estas bellas criaturas, que viajan libremente por toda la superficie del globo sin reclamar como propia ninguna parte del mismo, nunca han hecho guerras.
La maldición que ha caído sobre el hombre es el nacionalismo, la pretensión que tienen algunas pequeñas comunidades de considerar como propiedad comunitaria exclusiva partes de la tierra. Los enemigos del hombre son esos mezquinos y bobos defensores del nacionalismo irlandés o polaco. Y también los ingleses, siempre dispuestos a luchar una guerra de grandes proporciones "en defensa de los derechos de las naciones pequeñas", y capaces de erigir un monumento a una mujer que fue martirizada por haber dicho que el patriotismo no era suficiente. Un pueblo así sólo es merecedor de ser calificado de montón de imbéciles benevolentes dirigido por unos truhanes. Tampoco es justo que me meta ahora con los ingleses, los irlandeses o los polacos. Todos caemos en este mismo error. Todos incurrimos en la necedad del Homo impoliticus. Y ahora que hablo tan duramente de los ingleses en relación con este tema, quiero añadir inmediatamente que me he pasado viviendo con ellos varios siglos. Y debo decir que aunque son un montón de necios maleantes, al menos les da risa serlo, lo cual me parece que es preferible a la necedad tiránica y cínica de los hunos que luchan contra ellos. Puedes tenerlo por seguro.
-Entonces -preguntó educadamente el tejón-, ¿cuál es la solución práctica?
-Lo más sencillo y fácil del mundo. Hay que abolir todo lo que sean tarifas aduaneras, pasaportes y leyes de inmigración, y convertir a la humanidad en una federación de individuos. De hecho, las naciones deben ser abolidas, y no solamente las naciones sino también los estados; no hay que tolerar ninguna unidad más amplia que la familia. Seguramente será necesario limitar además los ingresos y rentas privadas que sean muy grandes, para evitar que los ricos puedan llegar a convertirse en una especie de nación. Sin embargo, es completamente innecesario, además de contrario a las leyes de la Naturaleza, convertir a los individuos en comunistas o algo así. Cuando hayan transcurrido mil años habrá, si tenemos suerte, un lenguaje común. Pero lo más importante es que hagamos todo lo necesario para que un hombre que vive en Stonehenge tenga posibilidad de hacer las maletas e irse a buscar su suerte, sin que nadie se lo impida, a Tombuctú..."


El libro de Merlín (fragmento II)

"El rey habló de forma ausente, como si más que dirigirse a los presentes hablara consigo mismo.
-¿He sido un necio? -dijo lentamente-. ¿He sido un necio por no fijarme en los animales?
-¡Necio! -gritó el mago, volviendo a sentirse triunfante-. ¡Por fin surge una migaja de verdad de unos labios humanos!
E inmediatamente saltó a lomos de su caballo de batalla, dispuesto a salir galopando en todas direcciones.
-Los seres humanos son tan caraduras -exclamó- que le dejan a uno patitieso. Empezad por el impensable universo; reducid la escala hasta fijaros en el pequeño sol que hay en él; pasad a ese satélite del sol al que nos gusta llamar la Tierra; mirad por un momento a la miríada de algas o como se llamen que viven en el mar, y a los innumerables microbios, cada vez más diminutos, que nos pueblan a nosotros mismos. Echad una ojeada a este cuarto de millón de especies de las que os he hablado antes, y a los períodos inabarcables de tiempo a lo largo de los cuales han vivido. Y ahora mirad al hombre, a este advenedizo cuyos ojos, hablando desde el punto de vista de la Naturaleza, apenas puede decirse que estén más abiertos que los de un cachorro de perro recién nacido. Ahí tenéis a esa pobre caricatura grotesca, ahí le tenéis. Se llama a sí mismo Homo Sapiens, gran acierto en verdad, ¡y se proclama señor de la creación, coronándose a sí mismo como el bobo de Napoleón! Ahí le tenéis, dándose aires de superioridad ante los demás animales; ¡dándose aires de superioridad incluso -que Dios se apiade de su alma- ante sus antepasados! ¡Es la Gran Hybris Victoriana, la asombrosa, la inefable arrogancia del siglo XIX! ¡Mirad esas novelas históricas de Scott, en las que se hace hablar a los hombres -sólo porque vivieron doscientos años atrás- con voz campanuda! El hombre, en su orgullo, llega a afirmar en el siglo XX que la raza ha "progresado" en el curso de apenas un millar de años, pero se afana al mismo tiempo en hacer saltar en pedazos a sus hermanos. ¿Cuándo aprenderán que a un pájaro le cuesta un millón de años modificar una sola ala primaria? Ahí tenéis a este enorme patán que afirma que todo ha cambiado porque ha inventado el motor de explosión. Ahí le tenéis, tieso como un espárrago desde que Darwin le habló de la existencia de algo que se llama evolución. Sin tener en absoluto en cuenta que la evolución es desarrollada a lo largo de ciclos que duran millones de años, el hombre cree haber evolucionado entre la Edad Media y el siglo XX. Quizás haya evolucionado el motor de explosión, pero lo que es él... Miradle soltar risillas disimuladas cuando se compara con quienes fueron sus progenitores, por no hablar de su actitud despectiva frente a los demás tipos de mamíferos. ¡Qué frescura tan auténtica y pasmosa! ¡Y atreverse a hacer a Dios a su propia imagen! Creedme, las razas llamadas primitivas, que adoraban a los animales como si se tratara de dioses, no eran tan imbéciles como la gente ha podido creer. Al menos, eran humildes. ¿Y por qué no podía descender Dios a la tierra en forma de lombriz? Hay muchísimas más lombrices de tierra que hombres, y son mucho más beneficiosas que ellos. ¿Y, además, a qué viene tanto jaleo? ¿En qué consiste esa maravillosa superioridad del siglo XX sobre la Edad Media, y de la Edad Media sobre las razas primitivas y las bestias de los campos? ¿Acaso muestra el hombre un control tan perfecto de su Poder, su Ferocidad y su Propiedad? ¿Qué hace el hombre? ¡Carnicerías entre los miembros de su propia especie, como un caníbal! ¿Sabíais que se ha calculado que durante los años que van de 1100 al 1900, los ingleses pasaron en guerra cuatrocientos diecinueve años, y los franceses trescientos setenta y tres? ¿Sabíais que Lapouge ha admitido que cada siglo mueren en Europa de forma violenta diecinueve millones de hombres, de forma que la sangre derramada bastaría para que una fuente de sangre manase setecientos litros por hora desde el comienzo de la historia? Y querido amigo, déjame decirte esto: excluyendo al hombre, en la Naturaleza misma la guerra es tan rara que apenas existe. De todas estas doscientas cincuenta mil especies, sólo hacen la guerra una docena aproximadamente. Si alguna vez la Naturaleza se dignara a mirar a esa pequeña atrocidad que se llama hombre, sufriría tal conmoción que perdería el sentido. 
Y para terminar -concluyó el mago cerrando el discurso con un estilo más fácil-, y dejando a un lado la ética, ¿tiene acaso esa odiosa criatura alguna importancia ni siquiera desde el punto de vista físico? ¿Crees que la Naturaleza se vería obligada a fijarse en él más que en el pulgón o en el pólipo coralino, a causa de los cambios que ha introducido en la superficie de la Tierra?

El rey, aturdido por tan prolongada demostración de retórica, dijo con mucha educación: 
-Pues claro que sí. Las cosas que hemos hecho nos confieren cierta importancia, ¿no?
-¿Cómo? -preguntó en tono fiero su preceptor.
-Bien, no es difícil. Por ejemplo, los edificios que hemos construido sobre la tierra, y las ciudades, y los campos que ahora pueden ser cultivados...
-El Gran Arrecife de Australia -observó Arquímedes mirando al techo- es una construcción de miles de kilómetros de longitud y fue hecho por unos pólipos.
-Pero eso no es más que un arrecife...
Merlín arrojó su sombrero al suelo, de la forma que solía hacerlo.
-Pero ¿es que no puedes pensar de una forma impersonal? -preguntó-. El pólipo de coral tendría entonces el mismo derecho que tú a decirte que Londres no es más que una ciudad.
-Aún así, si se pusieran una al lado de la otra a todas las ciudades del mundo...
-Si tú traes todas las ciudades del mundo -dijo Arquímedes-, yo traeré todas las islas y atolones de coral. Entonces haremos una comparación en serio, y ya veremos.
-Bien, pues es posible que los pólipos de coral sean más importantes que los hombres, pero eso no es más que una sola especie...
-Me parece que el Comité -dijo la cabra maliciosamente- tenía una nota por algún lado sobre los castores donde se decía que han construido mares y continentes...
-Los pájaros -empezó Balin fingiendo una exagerada indiferencia-, transportando semillas en sus excrementos, han hecho bosques tan enormes que...
-Y los conejos -interrumpió el erizo- estuvieron a punto de despoblar Australia.
-Y qué me decís de los Foraminifera: las rocas blancas de Dover están hechas por sus cuerpos...
-Las langostas...
Merlín levantó su mano:
-Explicadle lo que es capaz de hacer una humilde lombriz de tierra -dijo majestuosamente-.
Y entonces todos los animales se pusieron a recitar a la vez:
-El naturalista Darwin ha señalado que existen unas cien mil lombrices en cada hectárea de tierra, que, solamente en Inglaterra, revuelven cada años trescientos veinte mil millones de toneladas de tierra, y que pueden ser encontradas en prácticamente todas las regiones del planeta. En sólo treinta años llegan a alterar en una profundidad de quince centímetros toda la superficie de la tierra. Como muy bien dice el inmortal Gilbert White: "Sin las lombrices de tierra, el planeta no tardaría en enfriarse. Su superficie se endurecería, dejaría de producirse la fermentación y, en consecuencia, la tierra se volvería estéril".


viernes, 1 de enero de 2016

El libro de Merlín (fragmento)

"-Los sistemas políticos de todos los animales -dijo el tejón- son diversas formas de controlar el Poder.
-Sin embargo, no acabo de ver... -empezó el rey, aunque sólo para ser interrumpido por Merlín.
-Ni acabas ni empiezas -dijo Merlín-. Ibas a decir que los animales no tienen sistemas políticos. Pues acepta mi consejo y piensa dos veces antes de creértelo.
-¿Tienen?
-Claro que tienen; y muy eficaces. Algunos animales son comunistas o fascistas, por ejemplo muchas de las hormigas; otros son anarquistas, como los gansos. Los hay socialistas, como algunas especies de abejas y entre las tres mil familias de las mismas hormigas hay ciertamente ideologías que no son precisamente la fascista. No todas las hormigas utilizan el trabajo de los esclavos, ni tampoco son todas belicosas. Hay animales que viven de su cuenta bancaria, como las ardillas, o como el oso, que utiliza para hibernar su propia grasa. Cada nido, cada madriguera y cada terreno de caza es una forma de propiedad individual. ¿Y cómo crees que han logrado llegar a vivir juntas as cornejas y otras criaturas gregarias como los conejos y los peces de agua dulce, si no es enfrentándose previamente a las cuestiones de la Democracia y de la Fuerza?
Evidentemente éste era un tema que había sido ampliamente debatido, pues antes de que el rey pudiera contestar, intervino el tejón.
-Pero nunca has sido capaz -dijo-, y nunca lo serás, de darnos un solo ejemplo de capitalismo en el mundo natural.
Merlín parecía sentirse muy triste.
-Y si no puedes darnos un ejemplo -añadió el tejón- es porque el capitalismo no es natural.
Aquí podría decirse de pasada que la visión que del mundo tenía el tejón era bastante rusa. (...)

(...) Merlín, que tenía ideas firmemente conservadoras -lo cual, en él, era ser bastante progresista si se tiene en cuenta que su vida se desarrollaba hacia atrás-, se defendió sin demasiada fuerza.
-El parasitismo -dijo- es una forma de vida natural, antigua y respetable, utilizada por animales que van desde el cuco a la pulga.
-Pero aquí no estamos hablando de parasitismo. Hablamos de capitalismo, algo que ya hemos definido con gran exactitud. ¿Podrías darme aunque fuera un solo ejemplo, aparte del hombre, de especies cuyos individuos exploten el trabajo de otros individuos de la misma especie? Las pulgas no explotan a las pulgas.
-Hay ciertos monos -dijo Merlín- que tienen que ser estrechamente vigilados cuando son mantenidos en cautividad, porque de lo contrario los individuos dominantes privarían a sus camaradas del alimento, forzándoles incluso a regurgitarlo, aunque se murieran de hambre.
-Me parece que este ejemplo es muy poco firme.
Merlín cerró una de sus manos sobre la otra y puso una cara incluso más triste que antes. Al final consiguió cobrar ánimos suficientes para admitir la derrota, aspiró profundamente e hizo frente a la verdad.
-Cierto, es poco firme -dijo-. Me resulta imposible encontrar un solo ejemplo de verdadero capitalismo en la Naturaleza."


El Principito (fragmento)


"-Quisiera ver una puesta de sol... dadme ese gusto... ordenad al sol que se ponga...
-Si ordenara a un general que volara de flor en flor como una mariposa, o que escribiera una tragedia, o que se transformara en ave acuática, y el general no ejecutara la orden recibida, ¿quién de los dos estaría equivocado?
-Vos, dijo con firmeza el Principito
-Exacto. Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede dar -prosiguió el rey-. La autoridad se apoya ante todo en la razón. Si ordenas a tu pueblo que vaya a tirarse al mar, hará la revolución. Tengo derecho a exigir obediencia, porque mis órdenes son razonables."